domingo, 25 de abril de 2010

EL MAL DEL DESENCANTO



sería incapaz de concretarte
si era mañana o noche
cuando me contagié
no puedo darte un día
un mes
una estación
carezco de memoria y calendario
para localizar el primer síntoma

el dolor y la angustia
a los que sonreia habitualmente

se hicieron más espesos

se me nubló una cosa en las pupilas
el cristal perdió brillo
un pinchazo indomable
se hizo vértebra

y yo
lejos de todo
disuelta en una arcada capaz
de enviarme a otro planeta

paralizado el verbo
cuchillas a los ojos
un tedio hiriente
tomó la voz cantante

violada en su costilla
mi carne de acera dolorida

se marchitó la voz

en mis bolsillos
de tanto manosearla

miraba como siempre
pero veía distinto

germinó un silencio entre las nalgas
y una gangrena azul
conquistó la pestaña


sirenas de ambulancias
bailan
a un palmo de mi ombligo

* La imagen es un dibujo de la ilutradora Evelina Oliveira