Tengo el día adiós.
Recién he abrazado
las calles que hasta ayer pisaba,
he suspirado los vientos
que hasta ayer bebía.
Se acabó soñar
bajo la tierra firme,
la ciudad que no duerme
va conmigo
por eso no consigo pegar ojo
y me aterran los colchones.
Tengo el día holas.
Resbala el sudor cuerpo abajo.
No hay aire,
solo una especie de ardor
respirable pero hiriente,
vivir con el pecho
a cuarenta grados
tiene sus cosas,
moldea humanidades
y recalienta miserias.
4 comentarios:
No dejes nunca de vivir soñando, ni de soñar en vida...
Mucho ánimo, hada mía, que conservas tu frescura innata y por eso ni a 60 grados te derrites,
vuela insomne, colorea tus vigilias con tu poesía, revoluciona esa redacción somnolienta con tu risa y con esas chispas que avivan tus ojos de chocolate, te quiero Gloria mía, y lloro los suspiros de tu ausencia. La lloro por dentro...
Me encantó. Simplemente genial. Ni siquiera el calor aplastante de Sevilla consigue parar tu pluma, digo tus teclas. Ciao
Lágrimas de chocolate, ojos nublados, porque la mujer serena está lejos, pero viene pronto y eso me llena de energías y de ilusiones.Te kiero KAtiamia.
Talegonchú...que alegría que estes por aqui aunq si no me dices que eres tú ni me cosco...un beso enorme de aquí a tu playa.
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