Contra un tiempo destemplado
que de existir me muerde,
que de morder me atrapa.
Minutos prisioneros
en la cuerda de tender la ropa
de aquella mujer manca
que sólo ríe los jueves.
Soy una vaca
colgada de una minifalda,
copio números,
pulso las teclas con la misma pasión
con la que las muchachas
retiran de la cadena de embalar
las frutas podridas ,
como si la palabra hubiese muerto
en el share de algún amanecer
ahorcada.
Guerreo,
pierde la batalla quien besa la desesperanza.
Me extirparon los labios.
1 comentario:
El share de la esperanza
Mujer mayor por la mañana, el plató repleto de aplausos cuando ordena el regidor, un bocadillo para el público, un refresco para que no se atragante el directo, unos pocos euros que mantienen vacío el bolsillo vacío. Extras de la Tercera Edad a primera hora, luego rebajas el tiempo. Y por la noche el viento trae la juventud. Programas, programas. Público, público. Quién fuera reportero para ser público, y vivir un programa, y contarlo luego. Escribir de la propia experiencia, y de la ajena, del de la izquierda y del de la derecha. Como un anónimo extra más. Quién fuera reportero. Quién fuera periodista para subir al cielo. Y no quedarse en la silla, cada día, esperando con esmero. Quién fuera cielo cuando se cree instalado en el infierno. Y juntara letras para emprender el vuelo
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