Me está llamando el Sur,
grita mi nombre
con su boca de sol
y su estela de risas.
El Sur del que me hastié,
el de "carné" en la boca
y subvenciones,
el de los señoritos señorones,
me ordena ahora que vuelva
y yo siento mi ser,
lata de melva,
como junco bailando en la ribera
de aquel Guadalquivir
que canta y calla.
Me está llamando el Sur,
pleno de luces,
con su tam-tam de palmas,
bulería.
El Sur de castañuela y de racimo,
donde el dulzor del vino
vuelve blancas
las penas negras.
Me está llamando el Sur de madrugada,
en esta noche clara
y tan serena,
una luna lorquiana luce eterna
y es un canto a mi tierra
y su distancia.
Me llama el Sur.
Solo persigo
dejar de perseguirme.
1 comentario:
Lo discutimos en la Alameda...
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