Estoy poseída,
la mano no piensa detenerse.
El vagón traquetea, me columpia.
Paradas, más paradas,
soy un hada del verso,
indetenible, recorriendo
las entrañas y la ciudad.
Soy tinta, emoción,
desconcierto en la cara de los viajeros
asombrados
ante mi dulce fertilidad incontenible.
1 comentario:
Y saber que ya no voy a poder pensarte entre traqueteos agitadores de bellas palabras que el metropolitano con su tambaleo vuelca y salpica sobre tu cuaderno de creación...
Pensar que vientos de frustración abecediana te devuelven al sur,
y se llevan tus halos multicolor
de los que despojas a esta ciudad,
que vierte lágrimas vestidas de luto gris...
¡Qué pena, te vas y te llevas la gloria de tu presencia y la gloria de tu serena vitalidad!!!
Sniff..
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