Me revuelco
entre margaritas silvestres.
Estoy sola con los pájaros,
su trino es la única voz
que me alcanza,
su vuelo,
el compás que ansío.
Mastico tierra,
inhalo hierbas,
en otra vida fui
un trébol de cuatro hojas.
Hay un perro ladrando
en blanco y negro,
y una orquesta de hormigas
hace sonar
su música en mi cuerpo.
Un árbol viejo,
de raíces hondas,
pide mi corazón en matrimonio.
Paladeo su savia
y me entrego.
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