sábado, 7 de junio de 2008

HOMBRE VID

Entre las manos pecosas

baila un longus,

benditos seres vivos

que aguardan paladares

tras los cristales

finos de una copa.

Sabio por viejo,

y por diablo,

sufridor,

pensador compulsivo,

adicto soñador,

encontrado y perdido.

Un lobo solitario

vendimiando placeres,

arruga calendarios,

y cata amaneceres,

un buzo en los diarios

desde que la memoria

era pequeña.

Canas en las pestañas

de los ojos de un niño,

que en aromas primeros

lejanas primaveras,

se revuelca y es tinto,

despierta y es ribera,

pero siempre

le embriaga un olor

a madera,

o a fruta

o a volcán

o aroma de centella

o a tierra de huracán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Regreso del último cráter que atisbó a verte. Regreso después de bajar a las profundidades de un barranco y de subir al abismo. Porque no será lo mismo. Regreso sin un correo. Debe estar perdido. Como ese adicto soñador que fue encontrado. Sabio, viejo, diablo sufridor... Palabras que huelen a dolor. Ya nada será lo mismo

Anónimo dijo...

palabras ojos.
por un diminuto agujero
se asoman a alguien
intentar capturar un pedacito
de su alma en un puñado de letras.